lunes, 18 de junio de 2007
Trizas
hasta el punto de corromper mi propio ser,
allí dónde lo inexorable es inminente.
El descenso de cataratas, fructíferas llagas,
roerán mis venas
partirán mis piernas.
Sobornar mi entrega
en un terco negociado
hasta que huyas bien lejos
y ya
entonces, quizás,
desmayada
vuelta nada
piel muerta
jadeos imposibles en la noche,
por ahí, el despojo.
Mis trizas como entrega
en el ruego
ya secas
mis trizas
servidas
para ser devoradas
vos de comensal:
yo
soy un trozo demasiado masticado
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