jueves, 28 de febrero de 2008

Obligada lluvia

No fui a trabajar, hermoso placer. Es decir: mi casa de día, sola para mí. Todas las energías de la mañana a la disposición de mi placer. Toda mi música a mano, al volumen que me agrade. La posibilidad de limpiar y luego de poder habitar, por un rato, un ambiente más aceptable.
Disfrutar de mi nuevo y lindo cuarto de día no es menor.
Encima de toda esta lista de beneficios llueve, y adoro la lluvia. Porque me gusta el gris, me gusta el “fuera-de–la-rutina” al que te conduce la lluvia, me alivia tener la justificación no culpógena para quedarme dentro.
Me gustan los colores cuando se mojan.
También me gusta que hoy mi amiguita de siempre, de la vida, la elegida, se haya quedado a dormir y tomemos mate mientras le muestro lo último que escribí. A ella le parece maravilloso, siempre le parece maravilloso lo que escribo y yo nunca le creo. Y miramos fotos (las que no vió porque ya no se sienta en la compu). Y nos reímos, nos damos buen humor. Partió bajo la lluvia a una marcha, toda larga y flaquita. Me quede extrañándola.

martes, 26 de febrero de 2008

D. A.



Florida y Corrientes 13:30, un almuerzo entretrabajo que es lo aceptable en este momento de nuestra relación. Momento que es sólo un lapso porque básicamente es una larga relación: desde el flay más absoluto a los 16 años hasta una pseudo amistad con arruguitas a los casi 30.
Acepto tu invitación almorzar, va más que aceptarla la impongo. Porque me deje la billetera en mi casa y sólo tengo cinco pesos que me prestó mi compañero y con eso no pago ni mi almuerzo ni el tuyo. Así que es una invitación.
Charlamos, y siempre es raro porque no nos vemos nada y a la vez es tan fácil estar ahí sentada, comiendo y tirándome la comida sobre la ropa. En un momento de la conversación, cada uno habla de su actual situación amorosa, en ese momento somos una escena de película (y me acuerdo de Escenas de la vida conyugal que ví el domingo y que me dejo un poco alterada con la cuestión “conyugal”) e inmediatamente la ironía gana mi diálogo y la risa se impone. Entonces claro, como es inevitable entre nosotros, aparecen recuerdos: es que son muchos años, todos va. Y te acordás de cuando nos encontramos después de no vernos por muchos años, cuando vos todavía estabas casado. Me decís que estaba esplendida, al segundo te das cuenta que esa percepción es de ex novio que encuentra a su ex novia después de tiempo sin verse. Y así vamos superponiendo lo que recordamos de cuando el azar nos cruzó. Fueron varios cruces. Lo que me sorprende, no deja de hacerme reír y de darme tranquilidad es que tu relato sea tan diferente al mío. Te reís de cómo actuaste y yo, claro, alucino con el tiempo.

domingo, 24 de febrero de 2008

Contracara

Mi llanto me escamotea
ahora la de siempre
demasiada violencia para tan poca razón
demasiada yo para tan poco estímulo
sólo los interrogantes
entonces ¿qué?
el destierro
el salirse de la oportunidad
es que si no estás
lloro
me estremezco
me fracaso
y es aquel retazo de posibilidad que se me escapo aquella noche para hacerse añicos lo que vuelve
es que quizás juntos podríamos


Mi risa contagia, eso dicen, mi risa apabulla, eso muestran. Me rio con una facilidad alarmante, se escapa tan impunemente, el refugio de cualquier situación, la liviandad de crear una carcajada, justo a tiempo, y que todo se distraiga.

Sombra


jueves, 21 de febrero de 2008

Medianoche

Rareza de percibir todo modificado. La ciudad extranjera. El cielo eclipsado. Y demasiada temperatura para mi gusto. La conversación es de vaivén, vuelve, es dislocada. La de tres y la de dos. El regreso es desierto, la calle está un poco vacía. Hay promesas de imposibles. Mi carcajada estridente es perfecta, resuena en el vacío.
El entusiasmo genera pequeños saltos.

lunes, 18 de febrero de 2008

Expecies

Escribo una frase, doblo el papel y dejo la última palabra a la
vista. Vos escribís otra frase y me dejás
dos palabras a la vista. El
texto es la suma.

Expecies II

viernes, 15 de febrero de 2008

La pereza

Jamás comprendí porque la facilidad se escurre.

El candado aplaca cualquier impulso de gritar un poquito y a veces creo que ya estoy por vencida. Sólo me resta la chatura de la repetición. Que las posibilidades de maravillas pasaron, no fueron, las perdí, eran ilusorias, es sólo cuestión de cambiar el lente para mirar. El resto es lo que le queda a la precaución. Entonces me entrego a un sopor insoportable, que siempre es la pérdida de sentido. En ese sopor son los demás los que impiden. Y sí, muchas veces son los demás.

Y no quiero pensar en la valentía, la voluntad, los si querés podés, el dejarse llevar, los que fluyan, etc. No quiero pensar que hay una actitud válida y otra perimida, que el deseo se cumple si está bien focalizado. No quiero pensar que si hago la cosas mejor, que si me porto bien, que si me levanto temprano, si no me acuesto tarde, si soy aplicada, si pongo disciplina, si me creo mejor que los demás, si me deja de importar lo que piensen de mi: entonces el deseo estará.

Y ojo no vaya a ser cuestión de perder identidad. La dificultad es parte. No la pienso desafiar. Kif Kif.

martes, 12 de febrero de 2008

Azul o cámara térmica

Lo que vale

Millones de horas diluyéndose en nada, en un montón de movimientos autómatas.
No pienso, no creo, no produzco, me repito. Hablo hasta por los codos, entrego consejos, los mejores que puedo, como souvenires perdidos. A veces me los agradecen.
Soy demasiado. Me escabullo, soy ¿soy alguien que no soy?
Continúan las horas frente la pantalla, se suceden las palabras, las fotos, las imágenes. Sigue siendo vacío, no hay nada relevante. Todo se esfuma, son mis ojos y nada más que el movimiento de izquierda a derecha.
Lo que vale, es que tu cuarto ayer estaba muy lindo, con luz baja y sábanas limpias. Havannetes de desayuno y te quiero con ojos chinitos de despedida.