sábado, 6 de septiembre de 2008

A ver ese deseo que prepara el flash, si se llama delirio

Aprieto bien fuerte los ojos. Como un ruego, del otro lado hay ingratitud. Por eso traspasé las posibilidades y parpadeé más fuerte aún. No vale espiar. Lo que empieza con “había una vez tiene un final triste. Por eso, cambié el comienzo y volví a zambullirme en las imágenes de detrás de los párpados. Y volví a cambiar el comienzo, para probar si este era mejor. Y lo era porque estaba envuelta de blancura, con una suavidad que no me pertenecía y me extendía a otro cuerpo que era tan parecido al mío que me enamoré; entonces le susurré un nombre cualquiera, respondió como si fuese el suyo y apretó fuerte los ojos, me colmó la cara, me extendió el grito. Entonces me devoró de un mordisco y esas imágenes de detrás de los parpados eran delirio. Final feliz.

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