sábado, 30 de agosto de 2008

El vestido amarillo, la playa y lo deseable

Casi todo es fantaseable para mí, lo sorpresivo está en el encuentro entre aquello que imaginé y algo que pasa de este lado. Lo intenso está en la capacidad de búsqueda de esas fantasías; búsquedas que son desde la inconciencia. Entonces me acuerdo que unas vacaciones que pase en la playa, antes de salir imaginé que me ponía mi vestido amarillo y estaba muy quemada por el sol, se me veían las pecas, los ojos eran muy claros. Me sentía hermosa y en ese sentirlo lo era. Así hermosa y con el vestido caminaba por la playa ofreciendo una revistita muy linda que habíamos llenado de escritos con unos amigos. Y tenía puesto mi vestido amarillo y la playa era hermosa, era la playa más hermosa, porque no había nadie cuando no debía haber y se llenaba en el momento preciso de querer compartir ese momento; yo rogaba por alguien que me desconociera, que atravesará mi opción y me haga reina. Deseaba la perfección en ese lugar tan alejado y cercano donde siempre pensás que te podes quedar ahí un rato más. Mientras yo deseaba y caminaba y tenía un vestido amarillo y los ojos claros, mientras eso pasaba alguien se me acercó, me abrazó y me dijo que estaba buscando sentirse así: hermoso con alguien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso me encanto. Nose porque me lo imagino. beso. vero