jueves, 1 de mayo de 2008

Vuelve

La escena vuelve, me explota en la cara. Es hipócrita. No hay temor porque lo que sucedió ya no pasa pero no hay resignación: la pérdida nunca fue una posibilidad. Entonces pensé mientras caminaba, cuando dejaba que mi mente atraviese a ese otro terreno, las posibles diálogos del ahora. Relatos sobre nuestras ausencias, detalles rebalsando de tanta incondicional declarada. Porque la entrega nunca es temporal entonces vos y yo seguiremos siendo un poco también en el ahora. Y en esa satisfacción de que no todo se diluye en la inmediatez, de que tanta desnudez rompe ataduras, me explaye sobre vos con lo que había en mis manos: migajas de ese amor y mucha entrega.
De este lado, todo era moldeado, los mismos ojos llenos de cansancio esperando una redención mucho más allá; el mismo sacrificio embanderado y unas ganas infinitas de llorar. Te hubiese abrazado para decirte que te dejes en paz, que te entregues, que la belleza esta ahí y te alcanza. Te hubiese entregado una a una todas mis carcajadas para que detones tanta amargura.


Los abismos siempre son más, nunca jamás alcanza tan poca realidad a tanto deseo de la constancia. Apabullada de tanta desilusión fui decreciendo en casi cada imagen construida hasta formar este desierto, arrullada de soledad.

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