miércoles, 23 de julio de 2008

Suelta

Estuve tanto tiempo encerrada que cuando salgo a la calle y el viento helado me da en la cara sonrío. Al rato llueve, llueve fuerte, me mojo, es irremediable. Pero me siento bien porque fui tomada por la contingencia. Cuando a la noche se me hizo tarde porque mis compañeros propusieron salir a tomar algo y yo me entusiasme, no me importo que vaya a dormir un par de pares de horas; porque di estruendosas carcajadas en el medio del bar y nos divertimos en una charla sustantiva de la vida. Cuando ya cansada y borracha con las pies húmedos y malolientes, la cara reseca del viento y el frío llegue a mi casa, estaba feliz.

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