El silencio lo llenaba todo, era todo. Silencio inundando el cuarto, llenando el vacío.
Casi nunca llegaban las palabras antes de la despedida. Los cuerpos murmuraban, dialogaban.
Generalmente te esfumabas antes de despertar, te ibas a aquel otro lado, sin avisarme, sin pedir que te acompañe. Entonces, se desataban batallas en mi interior que me carcomían, me transformaban el sueño.
Otras veces, sólo volábamos, escuchando la completitud. Atónitos por ser, por estar. Esos momentos quedaban adheridos en mi mente y se sucedían las imágenes en los siguientes días, raptándome por horas al recuerdo. Secuestrada en mi memoria pasaba cuentas al recuerdo y te atribuía palabras que no dijiste, pensamientos que no tuviste. Te hacia renacer eterno, incondicional. Mentía a mi recuerdo y enloquecía en la soledad de mi silencio especulando con el tiempo que gastabas imaginándome otra vez desnuda.
A veces batallábamos por horas: ostentaciones de poder que se basaban en nuestra propia necesidad del otro. Guerreábamos hasta quedar exhaustos, contando las víctimas masacradas en la batalla. Rogándonos una tregua, la desaparición del tiempo. Y otra vez, mi soledad muerta de miedo. Queriéndome escapar de lo que provocás en mi mente, del estremecimiento de mi cuerpo.
Nuestras soledades se aplacaban de madrugada, entredormidos, tocándonos, los pensamientos se acallaban. Y regodeaba la paz en la habitación. Me mirabas declarándome necesidad de mí: sólo yo podía perpetuarme en tu piel, yo elegida, única, yo tu reflejo, tus posibilidades irracionales. Yo trayéndote a tierra, llevándote al cielo.
Pero mientras tu mirada prometía, vos huías agazapado, corrías pregonando libertad; vos tocabas otras mentes, otros cuerpos. Cansada tu mirada de mentir volvía (siempre volvía) a hacerme nacer desde tus ojos. Y era el silencio nuestro testigo, y eran nuestros cuerpos los que regresaban para acariciarse.
Parecía incierto o demasiado pretensioso retenerte dentro mío. Entonces pasaba las mañanas tendiéndote trampas para que vuelvas, para que no te vayas.
sábado, 26 de abril de 2008
Fragmento: Ojos (II)
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2 comentarios:
hola pony me gusto mucho si o no y el de los rusos, segui escribiendo asi que es muy lindo. muchas felicitaciones y felices 30, Emi fan nro1 del pony y el atomo.
PD saludos a mario bravo y coronel diaz
Gracias emi!! Sos el mejor pony fan!!! Que bueno que ahora podes dejar comentarios, serán bienvenidos con alegria y entusiasmo!!!
besos!!
Pd, serán dados los saludos
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