martes, 11 de marzo de 2008

Testamento

Me debo
el boceto de mis palabras en la declaración de fidelidad al transito por la tierra virgen de tu piel

Me debo
el comentario sagaz en mi mejor hora
el esbozo de sonrisa entre las mareas empleadas de la luna
la llegada al horizonte
alguna respuesta
el portazo al delirio
la insensatez de abarcarlo todo mientras me caen las migajas entre los dedos

Me debo
que la cerradura, por donde espío mi vida, se abra, se agigante y se convierta en ventana
que me aturda la corriente de mi sangre
que me inunde la saliva de mi boca
que encandile el destello de mis pupilas
que me extinga el silencio por tanto rugir

Me debo
la identidad de estúpida libertaria
la actuación con aplausos de pie
la tragedia vivida en alta mar
la música de mis pies andando al costado de la ruta

Me debo
pisotearle la corona al rey
saborear la carne cruda
sentarme a beber mi sudor
escribir sin pausa
con fiebre
dejar que me dicten las palabras desde el subsuelo

Me debo
la resignación de estar aprisionada dentro de mi piel
de poder contar las dimensiones
de querer aparentar la idealidad

Me debo
la esperanza de que deje de girar aunque sea un instante
asquearme de pureza
escurrir mi inteligencia
asesinar a mi conciencia en una noche sin luna para que no queden sus rastros pegajosos esparcidos por ahí

Me debo
el torbellino de lágrimas que me hidraten los huesos
Para que finalmente pueda descansar sobre la lápida de lo que fui.

Escrito hace mucho tiempo, esta poesía me gustaba mucho y a mi amiga L. más todavia. Ahora me parece un poco infantil pero me sigue gustando su ritmo y algunas frases. Todavia hay cosas que me sigo debiendo y otras tantas que finalmente hice.

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